Ragvala by Nira Strauss

Ragvala by Nira Strauss

autor:Nira Strauss [Strauss, Nira]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Fantástico, Juvenil, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2020-02-01T00:00:00+00:00


CORA

Mi segundo viaje a través de un portal no es más que un vuelco en el estómago seguido de un pequeño tropiezo cuando mi talón se engancha con una raíz. Sí, una raíz. Aparecemos en plena selva, bastante similar al lugar en que visitamos a los elefantes.

K Leb me salva de la caída, cómo no, y me dedica una sonrisa de ánimo. Desde que nos montamos en los caballos lo ha estado haciendo mucho y eso me mosquea. La gente solo sonríe por dos razones: por genuina alegría o porque quieren hacer creer a los demás que todo está bien y que no hay nada de qué preocuparse. La suya es del segundo tipo.

—¿Dónde estamos? —pregunto percibiendo rápidamente el calor y la humedad pegándose a mi piel.

K Leb y Bra i An estudian su alrededor con curiosidad, como si también quisieran descubrirlo. Por encima de nuestras cabezas solo hay hojas y ramas, pero una extraña electricidad inunda el ambiente. Hay ondulaciones en el aire y el suelo vibra, incluso puedo sentir la energía viajando por mi cuerpo como si fuera un material conductor.

—En el Corazón de Borneo —dice entonces Bra i An, que intercambia una mirada preocupada con K Leb—. Territorio de cambiaformas.

K Leb chasquea la lengua en señal de disgusto.

—Estaba convencido de que sería en los Cárpatos.

Sé poco de Borneo, aparte de que es una de las islas más grandes del mundo y que pertenece a Asia. Eso es lo único que he aprendido tras cinco años de Geografía obligatoria. Nunca he echado tanto en falta el atlas universal que me obligaron a comprar cuando entré en el instituto.

—¿Por qué creías que sería en los Cárpatos? —le pregunto a K Leb.

—Las valquirias dijeron que este año las organizadoras son las brujas, y la mayor parte de ellas viven en Rumanía —me explica—. No se llevan demasiado bien con los cambiaformas, así que no entiendo cómo han logrado que cedieran este terreno para los juegos… Vamos, será mejor que nos pongamos en marcha.

K Leb no me suelta la mano en ningún momento mientras avanzamos por este tupido bosque repleto de sonidos. Echo la vista hacia atrás, hacia el lugar en el que hemos aparecido. Al contrario que en Atlántida, aquí no hay nada que indique que acabamos de realizar un viaje a través de un portal. He prestado mucha atención a todo el proceso, obvio; cómo K Leb ha empleado el Oricalco —que no es más que una piedra naranja con cierto brillo— para activar el portal. Él ha intuido que lo estaba observando, y ambos hemos sido conscientes de la información que he obtenido y cómo podría utilizarla, pero ninguno hemos dicho nada.

Conforme más avanzamos siguiendo a Bra i An —que parece saber a dónde va—, más aumenta la energía a nuestro alrededor y el zumbido en mis oídos. Es una sensación agobiante, como si se estuviera llenando de aire y en cualquier momento fuera a explotar.

—La Suma Sacerdotisa seguro que se divirtió de lo lindo cuando supo a dónde nos enviaba —masculla Bra i An, malhumorado.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.